Historia

A principios del siglo XX, Santiago Ramón y Cajal situó por vez primera a las neuronas como elementos funcionales del sistema nervioso. Cajal propuso que actuaban como entidades discretas que, comunicándose unas con otras, establecí­an una especie de red mediante conexiones especializadas o espacios.

Esta idea, opuesta a la defendida por Camillo Golgi, que propugnaba la continuidad de la red neuronal (es decir, que negaba que las neuronas fueran entes discretos interconectados), es reconocida como la doctrina de la neurona, uno de los elementos centrales de la neurociencia moderna.

A fin de observar al microscopio la histologí­a (ciencia que investiga los tejidos) del sistema nervioso, Cajal empleó tinciones de plata (con sales de plata) de cortes histológicos para microscopí­a óptica, desarrollados por Golgi y mejorados por el propio Cajal. Dicha técnica permití­a un análisis muy preciso, a nivel celular, incluso de un tejido tan denso como es el cerebral.

Por su técnica y el descubrimiento, respectivamente, Golgi y Ramón y Cajal compartieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1906. Golgi no veía claro que las neuronas no estuviesen conectadas, y en su discurso de entrega defendió la teoría reticular. Ramón y Cajal, en su discurso, contradijo el discurso de Golgi y defendió la doctrina de la neurona actualmente en vigor.

Más tarde, se descubrió que la doctrina más acertada era la que defendió Cajal.

 

Ramón y Cajal

Camillo Golgi